La re

-Me gusta comprar libros y mirarlos.
-¿Y leerlos?
-¡Eso debe de ser la reostia!

Más o menos, algo así decía un genio del chiste. Me identifico plenamente con esta situación. Disfruto de los libros con su aparición. Su apariencia. Su promesa. Si luego puedo leerlos, un poquito o, raras veces, de principio a fin, el goce es inenarrable. También disfruto sin tener que pagar. De mirón. Hoy, sin ir más lejos, he estado fotografiando algunos ejemplares expuestos en la Librería Antígona. Ahora veo las imágenes de sus portadas y leo sus títulos y casi no necesito nada más.