De la fotografía precedente a ésta sólo hay que cruzar una pasarela sobre el río Pignatelli. Cruzamos de la calle General Capaz al Paseo Mauricio Aznar. La transición es la esperada entre derecha e izquierda. Los espectaculares plátanos están a la derecha. Aquí, en la izquierda, un joven ailanto intenta crearse un futuro, frente al número cuatro. Recursos no le faltarán, pero no está en nómina y tiene mucha competencia. Aún es joven. También lo era Mauricio (Maurizio, como él firmaba) y su vida la truncó su propia sensibilidad.
Durante muchos años me crucé con Maurizio en la calle Desiderio Escosura. Le vi crecer el tupé. Cada uno tenía sus urgencias y sólo intercambiábamos una palabra, en Navidad, en la esquina de los Porches de Independencia con Plaza de España, próximos a Diputación de Zaragoza, cuando desgarraba su guitarra, sin descalzarse la gorra chuleta, para pedir unas monedas para los que no tenían Navidad:
- ¡Gracias!
- De nada.
http://www.youtube.com/watch?v=p_vZKn0y07g